El Grito de la Naturaleza.
Munch describió así la experiencia que lo llevó a pintar esta obra:
"Caminaba con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve un instante, me apoyé en la valla indeciblemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían y arrastraban sobre el Fiordo negro azulado.
"Caminaba con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve un instante, me apoyé en la valla indeciblemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían y arrastraban sobre el Fiordo negro azulado.
Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo.
Ahí sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza".
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